“NO HAY QUE SER POBRE, AMIGO, ES PELIGROSO SER POBRE AMIGO” — EL CASO DE DANIELA VARGAS — POR RAFAEL LUIS GUMUCIO RIVAS 

Ser pobre en Chile es equivalente a convertirse en un “desechable”: si no se cuenta con el dinero básico al menos, es más posible que la muerte – esa asquerosa vieja –  llegue, incluso, en la víspera. Ser pobre equivale a ser condenado a la cárcel, a andar pateando piedras en las calles o, como último recurso de procurarse del sustento diario, recurrir al robo, es decir, que el pobre podría estar condenado a la adicción,  por ejemplo, de la pasta base, a la marginación permanente o, cuando ya las fuerzas se terminen, caer en un “tanatorio” o especie de hospital para indigentes.
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