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jueves, 9 de marzo de 2017

Análisis de un experto

¿POR QUÉ YA NO IMPORTA DÓNDE ESTÁ EL ‘CALIFA’?

Por Félix Flores (*)

A medida que la batalla por Mosul se recrudece, la guerra de la propaganda vuelve a cobrar valor. Fuentes de la inteligencia estadounidense e iraquí han dicho a la agencia Reuters que el líder del Estado IslámicoAbu Bakr el Bagdadí, ha abandonado la ciudad, dejando el mando a sus comandantes más leales, y se ha internado en el desierto.
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Sin embargo, esta información ni afectaría a la moral de las tropas iraquíes ni es en absoluto nueva. A pesar de las milicias chiíes PMU hicieron correr el rumor hace unos días de que estaba en tal o cual barrio de Mosul oestre, nunca se ha contado seriamente con la posibilidad de que el califa durmiera abrazado a un chaleco de explosivos esperando el martirio.
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Las fuentes de Reuters dicen basarse en la ausencia de comunicados oficiales por parte de la cúpula del EI –y, desde luego, de Bagdadí, que no ha dado señales de vida desde noviembre-. Es cierto que su agencia, Amaq, no se muestra muy activa y elude hablar de la batalla de Mosul.
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Sus últimos comunicados se refieren al ataque al hospital militar de Kabul, ayer, y a una relación de sus “operaciones de martirio” en Irak y Siria durante el mes de febrero, en la que no aparece citada Mosul específicamente sino en general la provincia de Nínive (44 en total, con 39 coches bomba y 5 suicidas con chalecos). Los mensajes del EI en Telegram se han reducido mucho y su presencia en Twitter ya es marginal, con más cuentas falsas que auténticas.


Sin embargo, el EI sigue difundiendo breves vídeos de sus operaciones militares en Mosul y acaba de publicar el séptimo número de su revista Rumiyah (antes llamada Dabiq). Obviamente, los yihadistas no hablan de sus derrotas, como la pérdida del este de Mosul el pasado enero. Pero establecer una relación entre la presencia pública de la organización y el paradero del califa no tiene ningún sentido.
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De hecho, una de las pocas cosas que se saben de El Bagdadí, desde hace tiempo, es que se mueve constantemente y con gran discreción, y que suele comunicarse con sus lugartenientes a través de terceras personas. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos le buscan utilizando incluso satélites. Si le han encontrado ya, no lo van a decir, por supuesto.
El Bagdadí no es un jefe militar y el desierto entre Irak y Siria ya estaba identificado como su mejor refugio
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Uno de los mayores expertos en el Estado Islámico, el sirio Hassan Hassan, se ha llevado las manos a la cabeza por las revelaciones de Reuters y recordado que hace tiempo ya señaló que el vasto y desértico territorio entre Irak y Siria era el lugar perfecto para que El Bagdadí y sus principales se refugiaran, tal como dice ahora Reuters, entre tribus y familias amigas. Hassan Hassan es nativo precisamente de esa región.
Otro notable experto, Charlie Winter, del King’s College de Londres, considera que se le da demasiada importancia a la figura del califa, sobre todo en lo que respecta a su presunto papel en la defensa de Mosul y que nunca se contó con que estuviera al mando. Y es cierto que Abu Bakr el Bagdadí nunca ha sido un jefe militar: para esos menesteres tenía a ex oficiales y jefes del destruido ejército de Sadam Husein que, con el tiempo, se han convertido en maestros de la guerra híbrida.
Irak, Estados Unidos, la coalición entera, saben que el Estado Islámico no morirá con la reconquista de Mosul ni con la de Raqqa en Siria, sino que seguirá martizando Bagdad con atentados y dando golpes de mano en cualquier parte.

En realidad El Bagdadí ya importa poco, porque su organización conservará esa capacidad -como ya ocurrió con Al Qaeda en Irak, que fue su origen- y otro líder ocupará su lugar. Pero cuanto más se complique la batalla de Mosul, más activa será la propaganda sobre el personaje de El Bagdadí, quien por cierto nunca tendrá el carisma de Osama bin Laden.

(*) La Vanguardia de Barcelona

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